Este
libro es anónimo, porque no está
firmado. La tradición atribuye su
autoría a Mateo Leví, un recaudador
de impuestos a quien Jesús llamó
para que le siguiera como uno de sus
apóstoles.
A
favor de esta atribución, además del
poco convincente argumento de la
tradición, suele aducirse que es el
único de los cuatro evangelios que
llama a Leví por su segundo nombre
-Mateo-, que siempre que lo cita
dice "Mateo el publicano". También
se considera que en su evangelio
figuran 115 vocablos que no se
hallan en los otros y tienen que ver
con dinero, oro, plata, deudas,
cuentas, cambios de dinero, etc.,
frases que estarían en la punta de
la pluma de un ex publicano.
Sin
embargo, los estudiosos bíblicos
modernos indican que posiblemente
este libro, al igual que otros del
Nuevo Testamento, son de autores
desconocidos que utilizaron ya bien
las tradiciones o documentos previos
del autor a quien se le acredita el
libro, y al momento de escribir su
edición definitiva, utilizando una
costumbre literaria de la
antigüedad, lo hicieron bajo el
nombre del personaje cuyos relatos
ellos recogieron.